El BCE anunció este mes la extensión de su programa de compras de activos a los bonos corporativos de empresas con grado de inversión. Más de 62.000 millones de euros emitidos por firmas españolas cumplen ese requisito, el 7% de las compras previstas para el BCE. Tan alta cuantía, que supera las propias de Italia y Francia, supondrá un revulsivo, en primer lugar, para empresas como Teléfonica o Iberdrola, que ya han hecho amplias emisiones.
Sus costes de financiación bajarán más y es previsible que los inversores les paguen intereses negativos. En cuanto a las pymes, no podrán beneficiarse de este contexto, si persiste la actual reglamentación que hace que estas emisiones sean caras y estén destinadas a mercados de escasa liquidez.
