
En 2015, el año en el que el PIB volvió a avanzar a tasas récord, un sector tan vital como la banca tuvo poco que celebrar. Sólo un tercio de las entidades mejoró su rentabilidad e, incluso en el grupo de los aventajados, únicamente Bankinter y Bankia la situaron por encima del coste mínimo del capital, (8% sobre recursos propios). Será todavía difícil mejorar en el futuro.
La última ofensiva del BCE invita a pensar en un entorno de tipos negativos o apenas superiores a cero, como mínimo, hasta 2017, lo que merma los márgenes. Mientras, los ahorros, como el derivado de los depósitos apenas pueden exprimirse más. Por todo ello, el sector debe asumir que el retorno a rentabilidades sólidas aún supondrá desafíos en el futuro y obliga a más ajustes o quizá fusiones.