Todo apunta a que la cumbre europea que hoy termina se sellará con un acuerdo diseñado para evitar el Brexit (la salida de Reino Unido de la UE). No en vano, la Unión se muestra dispuesta a aceptar mecanismos como el freno de emergencia británico sobre las decisiones de la eurozona que puedan perjudicarlo; por su parte, el premier David Cameron tiene prisa por convocar el referéndum en junio y ganar tiempo a los euroescépticos.
Sin embargo, lo máximo que puede ofrecer la cumbre de Bruselas es un gesto político que Cameron aún tendrá que vender en casa, en un momento en que las dos posiciones ante la consulta están igualadas. Por tanto, queda trabajo por hacer para que el Brexit deje de ser una opción y se consume una separación perjudicial para todos.