
Desde la fundación del partido, los líderes de Podemos han buscado desvincularse de las múltiples informaciones que los vinculaban financieramente a los regímenes iraní y venezolano. Nunca, con todo, aportaron pruebas firmes y, de hecho, la Policía cuenta con indicios de pagos, por valor de al menos dos millones, dirigidos desde Teherán a Podemos e investiga la presunta recepción de fondos procedentes de Caracas.
Es muy grave la sospecha que pesa sobre el partido, ya que a la prohibición por ley de recibir dinero de otros países, se suma la mancha que supone la vinculación con dos Gobiernos carentes de credenciales democráticas. Podemos debe, por tanto, aclarar estas sospechas y aplicar luz y taquígrafos a su financiación.