
Los estrategas económicos de Ciudadanos y del PSOE, Luis Garicano y Jordi Sevilla, no figuran en las listas de sus respectivos partidos al Congreso. Sólo puede ser chocante que personas con tan destacada responsabilidad se desvinculen de la ocupación de un escaño.
No resulta casual que tanto Garicano como Sevilla tengan un profunda vinculación con el sector privado, en el que reciben altas remuneraciones, y no parecen dispuestos a sacrificarlas por la, en comparativa, baja compensación de un cargo público. Más allá de todo populismo, debe denunciarse la paradoja que generan esos escasos salarios. En lugar de atraer el talento a la Administración, lo disuaden y ese efecto llega incluso a los ideólogos mismos de los partidos.