
Con la campaña electoral enfilando hacia su recta final, el PP se afana por ganar terreno en un campo que será decisivo como es la política fiscal. Por boca del propio presidente Mariano Rajoy, los populares se muestran ambiciosos en la medida en que apuestan no sólo por nuevas rebajas en el IRPF, sino por una exención en este impuesto que afectará, en primer lugar, a los mayores de 65 años.
Si estos deciden prolongar su vida laboral no pagarán el impuesto sobre la renta durante dos años, según la promesa de Rajoy.
Sin duda, son necesarias las medidas que incentivan el retraso de la jubilación en un contexto como el actual, en el que la Seguridad Social volverá a cerrar un ejercicio con déficit (en torno al 1% del PIB en 2015) y el Gobierno recurrirá otra vez al Fondo de Reserva para pagar la extra de Navidad a los pensionistas. Además, es un paso especialmente bienvenido, considerando la necesidad de compensar medidas más electoralistas del Ejecutivo en este ámbito, como elevar la pensión de las trabajadoras con hijos.
Por otro lado, junto a la sostenibilidad de las pensiones, otra de las prioridades del futuro Gobierno debe ser combatir las dificultades de entrada en el mercado laboral y cabe reconocer que Rajoy reacciona ante ella, eximiendo también de pagar el IRPF, por un año, a quienes logren su primera ocupación. Ahora bien, tanto en este último caso como en el que afecta a los mayores de 65 años, las exenciones constituyen un paso en la dirección correcta, pero insuficiente para solucionar los graves problemas que España afronta en estos ámbitos. Quedan todavía pendientes cambios de más calado, tanto en el mercado de trabajo como en el sistema público de pensiones.