La posición contraria al desafío secesionista de la patronal histórica y mayoritaria de Cataluña, Foment, es notoria. Su paso adelante le ha granjeado numerosos desplantes de la Generalitat. El último consiste en igualar arbitrariamente su representación en el servicio de empleo catalán a Pimec, portavoz de las pymes y manifiestamente independentista.
Tras esta maniobra, Foment da por rotos todos los puentes con la Generalitat, lo que aliena todavía más al president, quien ya afronta disensiones tanto dentro de la lista unitaria de Junts pel Sí, como en su propio Gobierno en funciones. En esa situación, pese a rendirse a los radicales de la CUP, Mas se encuentra atrapado dentro de una soledad que le impedirá ser investido de nuevo presidente.
