Editoriales

Tsipras, abocado a las reformas

Alexis Tsipras, líder de Syriza sonriente.

Por segunda vez, en menos de un año, el líder de Syriza, Alexis Tsipras, se apunta una holgada victoria en unas elecciones legislativas griegas, tras lograr el 35,5% de los votos en los comicios de ayer. Sin embargo, las circunstancias en que Tsipras logra su éxito son muy diferentes a aquellas que predominaron en enero.

En primer lugar, tuvo que compartir protagonismo con la muy elevada abstención, que dejó el porcentaje de participantes en el 54,5%, el nivel más bajo de la historia de un país en el que se prevén sanciones para quien no vote. En segundo lugar, Syriza, el partido en el que todo el populismo europeo cifró sus esperanzas, compareció roto ante los electores, tras la escisión que provocó el choque de sus irrealizables promesas con la realidad.

Con todo, es cierto que Tsipras puede paladear la pequeña satisfacción de que Unidad Popular, el partido que aglutinó al ala dura de Syriza, se queda fuera del Parlamento, junto a otras formaciones que abogaban por volver a enfrentarse al resto de la zona del euro. Pero aún existe una diferencia mayor entre el Tsipras de enero y el actual: aquél identificó su victoria con la "muerte de la austeridad" impuesta por la tan denostada Troika; ahora, la nueva versión del líder de Syriza anunció el inicio "del tiempo del trabajo y de la lucha", destinado a cumplir con la exigente agenda de reformas (laborales, judiciales, fiscales, energéticas...) que las ahora llamadas Instituciones exigen, ya desde octubre, para activar el tercer rescate del país.

Un Gobierno de Tsipras, previsiblemente apoyado en los nacionalistas Griegos Independientes, es ahora una garantía de que los desafíos quedan atrás y Grecia cumplirá con sus compromisos.

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