
La banca española no tendrá que provisionar los créditos fiscales. La buena noticia, especialmente para las entidades medianas, llega después de que Bruselas abandonara sus reservas hacia ellos. Tiene razones para hacerlo. Estos créditos son derechos adquiridos de los bancos respecto a Hacienda que, gracias a un aval de cobro ofrecido por Economía sobre una parte de ellos, se contabilizan como capital por tener el cobro garantizado.
Se trata del cambio contable de unos activos, no de una ayuda de Estado. Tampoco se sostiene la sospecha de Bruselas de que implican un trato discriminatorio respecto a otros sistemas europeos: Portugal o Italia reconocen también estos créditos como capital. Por tanto, el paso de Bruselas supone una decisión justa.