
El mercado de emisiones de deuda de empresas españolas recuperó ayer la actividad, tras cinco meses sin operaciones. Fueron Telefónica e Iberdrola las encargadas de la reactivación. En el caso de la teleco, colocó 1.000 millones en bonos a seis años; su cupón quedó fijado en el 1,477%, con lo que evitó rebasar la barrera psicológica de los 1,5 puntos porcentuales. Sin embargo, ese nivel implica ya superar el mínimo histórico del 1,125% al que se financió Red Eléctrica en enero pasado, por títulos de más largo vencimiento (10 años).
En cuanto a Iberdrola, desembolsó un cupón del 1,75%, lo que supone un 0,62% más con respecto a lo que la empresa presidida por Ignacio Sánchez Galán pagaba a principios de año. Resultaba difícil profundizar en unos niveles tan bajos y es comprensible que ahora se desencadene una tendencia en sentido contrario. El impulso al alza se ve, además, alimentado por la incertidumbre en la que la situación económica china tiene sumidos a los mercados desde junio.
Merece considerarse también el resurgir de las dudas sobre la situación política en España, especialmente constatables en la deuda soberana. No cabe explicar de otra forma la diferencia de 24 puntos básicos (la mayor desde 2014) que mantiene el bono español por encima del italiano. La conjunción de todos estos factores invita a pensar en un cambio de ciclo en las condiciones de financiación de nuestras empresas. Con todo, el encarecimiento se mueve todavía en niveles moderados, lo que sigue dotando de atractivo a la emisión de bonos corporativos, como vía de obtención de recursos alternativa al crédito bancario, el cual todavía no ha culminado su recuperación.