La culminación del doloroso proceso de saneamiento que ha atravesado la banca española no implica que el sector haya superado todas las dificultades. Las entidades vieron reducirse sus ganancias un 17% interanual en el primer semestre de 2015. Influyen factores como la caída de ingresos extraordinarios derivados de la venta de sus carteras de deuda pública, pero más alcance tiene aún la estrechez de los márgenes con los que se enfrenta el negocio bancario.
La vía del ahorro en las remuneraciones de los depósitos está casi agotada. La concesión de créditos, por su parte, acusa la ausencia de una demanda solvente y la competencia desatada por atraerla. El negocio bancario, por tanto, se halla lejos de haber alcanzado su normalización.
