Las tres devaluaciones con las que China desestabilizó a los mercados el mes pasado tienen ya efectos dispares en el mercado automovilístico de importación del gigante. El yen es la moneda que más se ha apreciado respecto al yuan, lo que implica que comprar un coche japonés en China es, tras la acción del banco central, un 7,1% más caro.
En el caso de un coche alemán, la subida no pasa del 3,5% por el diferente efecto divisa, lo que, sin embargo, no debe hacer confiarse a las marcas europeas. No en vano las dificultades en el mayor mercado de coches del mundo no se acaban en el tipo de cambio. Muy al contrario, el enfriamiento del PIB provoca que las ventas acumulen un desplome del 30%.