A pesar del empeño de la delegación española para conseguir que el ministro de Economía, Luis de Guindos, fuese el presidente del Eurogrupo, finalmente Jeroen Dijsselbloem revalidó su posición al frente de esta institución. España pierde así una oportunidad única para incrementar su representatividad en Europa, donde nuestros políticos no ocupan cargos de elevada responsabilidad.
Y es que, desde el ascenso de la izquierda y el hundimiento del PP en las elecciones autonómicas, ha vuelto la desconfianza hacia España. El momento adverso, en medio de las negociaciones con Grecia, así como los errores en la estrategia, al asegurar que De Guindos no repetirá como titular de Economía, mermaron el apoyo de los socios europeos y la credibilidad de Mariano Rajoy.
