
Las advertencias para Grecia ya no sólo provienen de Bruselas; también se hacen notar dentro del propio país. El gobernador del Banco de Grecia, Yanis Sturnaras, asegura que el atolladero de las negociaciones del país heleno y las instituciones europeas "conducirá a la quiebra". Sturnaras recalca también lo obvio: las consecuencias de un posible impago son imprevisibles; como mínimo, dentro del euro, desembocaría en un corralito financiero.
El primer ministro, Alexis Tsipras, no puede dejar de escuchar este aviso que le mandan sus propias autoridades financieras. El jefe de Gobierno está ante su última oportunidad de dejar de lado la altanería para, como máximo la próxima semana, presentar su plan para recuperar el superávit fiscal primario.