Editoriales

Cambio de juego en renovables

En el actual contexto de recuperación económica sólida, en el que el PIB marcha ya a una velocidad de crucero cercana al 3% interanual, existe un sector de actividad que camina contracorriente. Se trata de la generación de energía mediante fuentes renovables, en el que el número de empresas que se declararon en concurso pasó de las 29 de 2013 a 72 el año pasado, lo que supone un incremento de las quiebras del 140% en tan sólo un año. Una nueva muestra de las dificultades que atraviesa el sector aflora al considerar la otra cara de la moneda: las cifras de creación de empresas.

En 2014, surgieron 361 sociedades en el sector de renovables, un número que palidece ante las 11.133 que proliferaban en 2007. Son registros propios de una burbuja engordada al calor de una generosa política de primas, por parte de Industria, que hacía muy rentable la práctica de crear enjambres de sociedades en torno a una sola planta fotovoltaica, con el fin de acaparar más ayudas.

Constituye un logro de la reforma energética, impulsada por el ministro Soria, el hecho de haber acabado con una política de primas que generaba costes millonarios hasta el fin de la vida útil de las instalaciones y exigir ahora a éstas un mínimo de rentabilidad. Medidas así eran insoslayables para atajar el déficit de tarifa (la diferencia entre los costes reales de producir electricidad y los reconocidos por la regulación) y, de paso, el déficit de las Administraciones.

En estas circunstancias, sólo cabe que el sector de renovables asuma las nuevas reglas de juego, se reestructure y apueste por la internacionalización. Las cifras demuestran que las oportunidades ya no están en España, sino en EEUU, Oriente Próximo e incluso África.

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