
El sector exterior español hizo historia el pasado trimestre, cuando las exportaciones crecieron un 4,4% hasta rozar los 61.000 millones, el mejor dato registrado en el periodo enero-marzo de todo la serie. Ese empuje, sumado a la desaceleración de las importaciones, reduce el déficit comercial un 15%.
Ahora España es mucho más competitiva que antes de la crisis, pero es indudable que la debilidad del euro juega un rol decisivo, hasta el extremo de revertir el fuerte aumento (del 53%) que el citado déficit presentaba hace sólo un año. Es discutible que se haya producido un cambio estructural en nuestro sector exterior y conviene no desdeñar el impacto que tendrá un escenario, perfectamente posible, de apreciación de la moneda única.