Editoriales

Yanis Varoufakis se ganó su relegación

En la imagen el ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis.

Hace tres meses, Grecia celebraba una elecciones marcadas por la incertidumbre que suponía la llegada al poder de un partido populista y hostil a las exigencias de pertenecer al euro como es Syriza. Noventa días después, sin embargo, su líder, el primer ministro Alexis Tsipras, ha tenido que dar repetidas muestras de un pragmatismo y de una actitud contemporizadora difíciles de intuir durante su campaña electoral.

Ayer, volvió a avanzar por ese camino con el anuncio de que una de sus grandes apuestas, el ministro Yanis Varoufakis, pasa a segundo plano en el manejo de un asunto estratégico: las conversaciones con la UE para desbloquear el rescate financiero que expiró en febrero.

No en vano Varoufakis sigue siendo el titular de Finanzas, y nominalmente el responsable de la negociación, pero Tsipras encarga al número dos de Exteriores, el economista Efclidis Tsakalotos, que de facto coordine al equipo negociador en Bruselas. Para atar más las manos al ministro, el delegado para asuntos técnicos de Atenas en Bruselas ya no será un hombre de confianza de Varoufakis, sino una persona del círculo del vicepresidente Yanis Dragasakis.

Son pasos coherentes con los nulos resultados obtenidos después de dos meses de negociaciones, cuya culminación llegó con la unánime, y sonrojante, reprimenda en el Eurogrupo de la semana pasada. Si todavía no hay nada semejante a un acuerdo, en gran parte, se debe a la manera, tan mediática y personalista como ineficaz, en que Varoufakis condujo las conversaciones. La liberación del rescate que Grecia tanto necesita aún será difícil, pero puede afirmarse que uno de sus principales obstáculos ha sido salvado, después de que Varoufakis se ganara a pulso su relegación.

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