El primer trimestre suele ser negativo para el empleo y, por tanto, sus datos son previsibles pero también útiles para anticipar tendencias que se desarrollarán en el año. Entre estas últimas, la última EPA refleja una preocupante: mientras el sector privado destruía, entre enero y marzo, 143.500 puestos de trabajo, el público los incrementaba en 29.200.
No es casualidad que casi todos surgieran en Andalucía, primera escala del súper-año electoral 2015; ni tampoco que todos los niveles de la Administración participaran de ese aumento. Muy al contrario, es fruto de una problema estructural que renace con la recuperación, que las elecciones alimentarán y que delata hasta qué punto la reforma de las Administraciones ha sido completamente ineficaz.