Todo apunta a que el desenlace de la tragedia del rescate griego no llegará tampoco en el Eurogrupo de este viernes, sino que se demorará al 11 de mayo, fecha en la que vencen otros 1.000 millones que los helenos deben al FMI. Hasta entonces, todos los encuentros oficiales tienden a ser un déjà vu, con los mismos problemas sobre la mesa que hace dos meses, resumidos en la falta de una agenda de reformas. El primer ministro Tsipras sabe que está entre la espada y la pared; de ahí que aprobara ayer un decreto que obliga a sus municipios a transferir todas sus reservas al Banco de Grecia. Una huida hacia adelante de un Gobierno que necesita dinero urgente para reconstruir su maltrecha economía, al que Europa no debe hacer más concesiones.