El presidente Rajoy adelantó ayer algunos puntos clave de sus nuevas perspectivas macro, como la expectativa de que España cumplirá este año con el tope de déficit público (4,2% del PIB) y lo situará por debajo del 3 en 2016. Refrescó así una vieja promesa que la recuperación hace aún más posible que se cumpla.
Sin embargo, las palabras del jefe del Ejecutivo sonaron a réplica a las dudas que, un día antes, el FMI expresó sobre la consolidación fiscal de España. Esas cautelas están bien fundadas; lo demuestra que, sólo 24 horas después, también el presidente del BCE, Mario Draghi, recordó que España debe dar otra vuelta de tuerca a la reforma laboral. Son asignaturas pendientes que pueden truncar las brillantes expectativas oficiales.