La gira europea emprendida por el primer ministro griego, Alexis Tsipras, y su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, les está dando toda una lección de realismo. La mejor prueba es la rapidez con la que Varoufakis ha desterrado de su discurso la palabra quita, para sustituirla por una propuesta de canje de títulos dirigida a los acreedores de la deuda helena. Entre estos últimos, sin embargo, el BCE ya ha alzado la voz para rechazar el plan. Queda claro, por tanto, que Atenas no ha ganado aún nada en su negociación y tiene que hacer más concesiones. La disposición que muestra a continuar con las reformas y ajustes de su sector público, en detrimento de sus promesas electorales, abre la única vía adecuada para asegurar su permanencia en el euro.