Cada vez menos países de la zona del euro mantienen su IPC en positivo. Los últimos datos desglosados (noviembre) muestran que sólo eran ocho y con tasas pírricas como el 0,5% alemán. Sin duda, la situación empeoró en diciembre cuando, según el cálculo pendiente de desglose de Eurostat, la inflación del conjunto de la Unión Monetaria quedó en el 0,2% negativo, primer dato inferior a cero en el área en cinco años. El crudo es el lastre, pero el 0,8% en el que se encuentra el IPC subyacente (que excluye su influencia) demuestra que tras el petróleo laten fuerzas más profundas que mantienen a Europa estancada. Es una señal de alarma más que el BCE no puede ignorar al establecer sus prioridades para la reunión del día 22.