Editoriales

Inexplicable ausencia de controles

El informe que los peritos del Banco de España, actuando de forma independiente, han elaborado para el juez Fernando Andreu con objeto de complementar la instrucción del caso Bankia, causa estupor en dos sentidos bien diferenciados. En primer lugar, llama la atención el número y la extensión de las irregularidades detectadas tanto en las cuentas de la entidad, bajo presidencia de Rodrigo Rato y en la primera etapa de José Ignacio Goirigolzarri, como en la salida a bolsa. Especialmente en lo que concierne al estreno en el parqué de Bankia, debe destacarse el recurso a todo tipo de argucias para que la operación fuera un éxito, desde el falseamiento de cuentas, hasta las maniobras para tumbar el precio de la acción que pasaban por la compra de títulos por parte de empresas refinanciadas, y con retrasos en el pago de sus préstamos.

Pero, en segundo lugar, lo que resulta igualmente llamativo es cómo, pese a la envergadura que alcanzaron estas operaciones, ningún supervisor lanzara la voz de alarma. Año tras año, la auditora Deloitte desvío la mirada ante los "errores contables" que las cuentas de Bankia contenían.

Del mismo modo, la CNMV dio por bueno el folleto y la operación de salida a bolsa. Además, el Banco de España (gobernado por Miguel Ángel Fernández Ordóñez), cuyos técnicos son los que ahora denuncian, dio su placet a todo, incluido un "pésimo seguimiento del riesgo de crédito". Este informe debe ayudar en la decisión que tome el juez Andreu con respecto a cómo se llevó a cabo la salida a bolsa y si los errores cometidos en ella son susceptibles de generar reclamaciones por parte de los accionistas de Bankia. También debe aclarar quién es el responsable último.

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