Podemos se presenta como una formación limpia de sospechas de corrupción, investida además de autoridad moral para reprochar a los partidos tradicionales su falta de ética. Lo coherente es que su actual secretario general, y todos sus dirigentes, sean los primeros en aplicarse los altos estándares morales que blanden. Pero Pablo Iglesias no lo hizo cuando dirigió la productora Con Mano Izquierda (CMI). Lo demuestran los recibís aportados por el dueño de Canal 33, y exsocio de Iglesias, Manuel Riobóo, por valor de 1.500 euros mensuales libres de IVA, firmados por la representante de CMI, Sarah Bienzobas. Cobrar en negro no es lo que se espera de una asociación cultural ni de alguien como Iglesias, que se erige en referente moral.