Tras ocho navidades consecutivas nefastas para el comercio en España, el sector espera mucho de la campaña que se inicia el mes que viene. Por un lado, las grandes superficies cuentan con consolidar este año el incremento de ventas que ya registraron a finales de 2013. La mejor prueba de ello es el paso dado por El Corte Inglés al anunciar la próxima contratación de 2.000 personas, después de cinco años en los que no hizo ningún reforzamiento de plantilla ni en época navideña ni de rebajas.
También el pequeño comercio contratará (cerca de 30.000 individuos, según sus portavoces) ante la expectativa de que sus ventas crezcan cuatro o cinco décimas con respecto al año pasado. Es un avance muy pequeño que, sin embargo, los comerciantes valoran en la medida en que puede ser el balbuceo de un verdadero cambio de tendencia en el consumo. Las previsiones sobre crecimiento del PIB para 2014 y 2015 del Gobierno y los organismos internacionales respaldan ese optimismo. Con todo, conviene ser cautos.
También del pasado verano se esperaba mucho y hubo retrocesos en las ventas del comercio minorista inesperadas, como el 0,5 por ciento de julio. Además, conviene recordar que en España actúan fuerzas que frenan al consumo, coyunturales unas (como el elevado nivel de paro) y estructurales otras (el creciente envejecimiento de la población). Por otro lado, los datos de comercio exterior muestran cómo la mayor renta de las familias, en parte, se está destinando ya a alimentar la importación. Si se suman los riesgos que implica el estancamiento en la zona del euro, lo único seguro es que la campaña de navidad será prometedora, pero resulta arriesgado exagerar las expectativas.