Editoriales

Respuestas tardías a la 'Operación Púnica'

Para conocer la extensión de la actividad de Francisco Granados como cabecilla de la trama destapada por la Operación Púnica, conviene fijarse en el patrimonio de David Marjaliza. El presunto testaferro de Granados acumula 300 millones en activos inmobiliarios y, a través de la sociedad Vancouver Gestión, mantuvo lazos también con la trama Gürtel. Marjaliza actuó bajo la protección de un Granados que estaba en el apogeo de su carrera política a la sombra de Esperanza Aguirre. La expresidenta, más allá de su tardía petición de perdón, aún no ha determinado cómo podía ignorar los negocios de su mano derecha. Aguirre, como la empresa Cofely, que medró gracias a Granados, todavía debe dar las explicaciones necesarias.

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