Editoriales

Las autonomías pisan el acelerador

Mientras los principales motores económicos de la eurozona, Francia y Alemania, hablan de estancamiento, cuando no de contracción, tres autonomías -Madrid, Baleares y Castilla-La Mancha- presumen de avances de su PIB del 2% interanual en el tercer trimestre, 0,5 puntos más que la media. Son datos dignos de resaltarse también en clave interna; no en vano implican todo un revulsivo cuando está tan reciente el final de la recesión más larga de la historia democrática española.

La exportación y el turismo son la gasolina que alimenta a las tres regiones en vanguardia, especialmente a Castilla-La Mancha, gracias al importante empuje -pero igualmente pasajero- del año de El Greco. El incremento de la demanda interna, especialmente en el gasto público según el Instituto Flores de Lemus, también ha supuesto un impulso para el crecimiento de las autonomías en general, lo que inmediatamente recuerda que el déficit sigue siendo uno de los principales retos para este nivel de la Administración.

De hecho, por muy positivo que fuera constatar que los ritmos de crecimiento se mantienen en el entorno de los dos puntos porcentuales, la noticia de que, como se prevé, los números rojos autonómicos cierren 2014 en el 1,8% del PIB sería un fracaso.El crecimiento ha de sustentarse en ganancias de competitividad y en eficiencia. La treta de recurrir a gasto público y a sectores intensivos en mano de obra, pero poco productivos, debe quedar atrás.

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