Los precios industriales volvieron a tasas negativas en julio con una caída anual del 0,4%. Un dato que se reflejará en los precios al consumo de los próximos meses y alienta temores de deflación, lo que incidiría negativamente en nuestra capacidad de crecimiento y agravaría el problema de la deuda.
Es un factor que no hay que dejar de vigilar, pues cabe destacar que el transporte y la distribución de la energía es el principal responsable de esta caída y no tiene, como las gasolinas en el IPC, un comportamiento oscilante. El resto de precios industriales crece, aunque sigue en tasas negativas. En este contexto es insuficiente el repunte de la confianza de consumidores y empresas. Se precisa un crecimiento sostenido para que suban los precios.