Editoriales

Editorial: El turismo por venir

Las comunidades de interior hacen piña para venderse dentro y fuera de España. Sin poner en duda que el modelo sol y playa que caracteriza a nuestro país goza de buena salud, lo cierto es que hay otro tipo de turismo no menos interesante al que algunas regiones se agarran para colocarse en los folletos internacionales.

Naturaleza, cultura, Bienes de Patrimonio Mundial, gastronomía... Siete regiones, entre las que se encuentran Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, La Rioja, Madrid y Navarra, se han unido para promocionarse de forma conjunta. El objetivo es pactar junto a Turespaña acciones de promoción internacional. La idea no es descabellada.

El organismo dependiente de la Secretaría de Estado de Turismo puede y debe aprovechar la red de 33 consejerías que tiene fuera de nuestras fronteras para dar a conocer la ruta de los vinos de la Rioja o la Vía de la Plata. Y todo ello dentro un paquete global que opere al modo escandinavo, en el que se aprovecha el tirón de Fiordos para llevar a los turistas que compran estos pack a Coopenhague y Oslo. El modelo español va en esa línea de agrupar destinos.

Los gobiernos regionales son conscientes de que el sector turístico mundial es un generador de renta, de empleo y de riqueza, tal y como se ha demostrado en destinos típicos como la Costa del Sol. Un excelente ejemplo de hasta qué punto la llegada de visitantes (nacionales, pero sobre todo extranjeros) puede dinamizar unas regiones en medio de un panorama económico complicado.

Sería un error no saber aprovechar la riqueza interna y no dar una oportunidad a la otra España, más cuando según datos de la Organización Mundial del Turismo, el sector genera uno de cada once empleos en el mundo.

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