A estas alturas nadie duda de que la industria del automóvil en España es un pilar estratégico, no sólo porque es casi el único sector que tira de la economía y del empleo, sino porque es clave para el desarrollo de otros negocios empresariales, como, por ejemplo, los componentes, la industria auxiliar y el asegurador. El coche ha sido el motor durante la crisis y todo apunta a que seguirá tirando del carro.
Según los datos de Anfac, la patronal de fabricantes automovilísticos, la balanza comercial del automóvil (diferencia entre exportaciones e importaciones) logrará este año un superávit de 16.131 millones de euros.
Estamos hablando de un saldo comercial que se sitúa 10 veces por encima del nivel precrisis; de un negocio que ha mantenido las exportaciones gracias a la diversificación hacia nuevos mercados que utiliza tecnología punta y que da empleo a más de 16.000 personas...
Nuestro país sale de la crisis con una industria del motor fuerte y competitiva, gracias también a la flexibilidad en las condiciones de trabajo pactadas entre patronal y sindicatos. Además, el éxito de planes como el Pive han permitido que Hacienda recupere las ayudas dadas al sector gracias a un mayor número de ventas. Las cifras del automóvil nos siguen sorprendiendo y son argumento suficiente para volver a pensar en la importancia de reindustrializar España.
Es ya el objetivo prioritario del Gobierno. Un plan en el que trabaja el ministro Soria, que ha puesto en marcha una agenda con 96 medidas encaminadas a recuperar el papel de la industria como motor económico. Es el nuevo reto al que se enfrenta nuestra economía. Como ha demostrado el automóvil, la clave de la generación de empleo pasa por volver a abrir fábricas.