Editoriales

Editorial: Brufau consigue apoyo unánime

El presidente de Repsol se deshizo ayer de su accionista más crítico desde 2011. El tercer socio de la petrolera, la compañía estatal mexicana Pemex, anunció la venta de un 7,86% del 9,49% del capital que posee de la española. Se va antes de cobrar el dividendo extraordinario que repartirá Repsol, aunque lo compensa sobradamente con la revalorización experimentada por las acciones de la multinacional. La relación de los mexicanos con el presidente de la compañía, Antonio Brufau, es una historia de desencuentros desde que se aliaron con Sacyr, cuando estaba presidida por Luis del Rivero, para sindicar sus acciones y hacerse con el control de Repsol.

La operación fracasó y Pemex volvió a la carga al denunciar que no hubiera disposición negociadora con Argentina tras la expropiación de YPF. Este asunto está zanjado y Repsol acaba de ingresar por ello 6.000 millones de dólares en concepto de indemnización. Finalmente, Pemex también se opuso al nombramiento de Josu Jon Imaz como consejero delegado.

Es la crónica de un divorcio anunciado que, aunque curiosamente se produce pocos días antes de la visita del presidente Enrique Peña Nieto a España, devuelve la paz al consejo de la petrolera. Brufau ha limado las diferencias con Sacyr y La Caixa, primer y segundo accionista, respectivamente, y ahora goza de su apoyo unánime. Además, ha puesto al frente de la multinacional a Imaz, un hombre de su plena confianza. Desde una posición más discreta pero con el control de los mandos, el presidente de Repsol suelta lastre, mantiene la mejor recomendación del Ibex y deja que Imaz pilote el desarrollo de esta nueva etapa centrada en la explotación petrolífera.

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