Las bolsas del Continente festejaron ayer el resultado de las elecciones europeas con subidas máximas. El Ibex rompió resistencias y marcó máximos del año (10.687,5). También Fráncfort rompió su techo y Milán creció más que ningún mercado (3,61%). A pesar de la alta abstención en el conjunto de la UE, del crecimiento de los grupos euroescépticos, que formarán parte de un Parlamento en el que no creen, y de que los partidos tradicionales han cosechado una victoria raspada, la lectura de los mercados es positiva. El resultado significa estabilidad, porque condena a entenderse a los populares y a los socialdemócratas europeos.
Ambas formaciones, a imitación del modelo de colaboración implantado en Alemania, sacarán adelante una mayor integración económica y política de la región. Frente a quienes no creen en la unión, la solución es más Europa. Esta fórmula sólo la pueden llevar a cabo estas dos formaciones, que tienen así una oportunidad de recuperar una parte de la credibilidad perdida ante sus electores. El triunfo del modelo Merkel asegura continuidad en las reformas y en los logros que se van alcanzando tras exigir a los ciudadanos grandes sacrificios. Los inversores saben que ahora Renzi tiene las manos libres para culminar los cambios en Italia y que los germanos van a seguir actuando de impulsores de los periféricos, entre ellos España, para que terminen su trabajo.
Alemania, a diferencia de Francia que está expresando un grave malestar interno, tiene el poder en Europa porque es un país cohesionado social y políticamente. Una estabilidad que trasladarán populares y socialdemócratas al Parlamento Europeo si quieren que funcione y sacar adelante la UE.