En las cuentas municipales quedan las huellas de un modo de hacer política local que se debe descartar para siempre. Los ayuntamientos españoles en su conjunto han saneado sus cuentas y han conseguido registrar superávit. Sin embargo, algunos arrostran dificultades que tardarán años en superar. Es el caso de Madrid que con 7.036 millones de deuda aun soporta el peso de la herencia de Gallardón, con la que le ha tocado lidiar a su sucesora en el cargo, Ana Botella. La alcaldesa ha moderado notoriamente el ritmo de endeudamiento y ha llevado a superávit el saldo presupuestario. Durante su mandato Ruiz Gallardón elevó en 5.000 millones la deuda de los madrileños con un modelo de gestión municipal que la crisis puso en evidencia.