Después de unos años en los que los bolsillos de los españoles no estaban para juegos, los ciudadanos vuelven a confiar su suerte a la lotería. Un indicio que se suma a los buenos datos macro que indican que lo peor de la crisis ya ha pasado y que hay una pequeña mejoría (léase menos paro, mejor perspectiva...) que animan el consumo, que vuelve a crecer tras cuatro años de caídas. Las ventas por terminal (que engloban la Primitiva, Bonoloto, Euromillones o la Quiniela) registraron un aumento hasta marzo del 2,89 por ciento.
Por el contrario, en 2013, el mismo año en el que el dato del paro alcanzaba los 6,2 millones de parados y después de saber por boca del Gobierno que la recesión se prolongaría al menos hasta finales de año, la facturación se desplomaba el 8,15 por ciento. Algo insólito en un país en el que tres de cada cuatro españoles juega a la Lotería de Navidad. También la del Niño ha mejorado y sólo cayó un 3,39 por ciento, frente al retroceso del 13 por ciento de 2013. Detrás de esta reactivación del juego hay una segunda lectura en positivo.
El año pasado, la crisis económica hizo que el jugador redujera la cuantía de su apuesta; los menos afortunados, directamente dejaron de jugar. Pero también fue una respuesta contundente al nuevo impuesto del 20 por ciento sobre los premios mayores de 2.500 euros. La medida fue muy mal recibida por la población y el afán recaudatorio del Gobierno por hacer caja hundió las ventas. A esto se unió la competencia de las pujantes empresas de juego online.
Es pronto para saber cómo evolucionará 2014, pero si es verdad el dicho de "en lotería emplearás lo que te sobre y nada más" indica que empiezan a hacerse gastos extras y que la economía vuelve a crecer.