Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo se trasladaron a Bilbao para celebrar el 1º de mayo. Este cambio -en Madrid tradicionalmente se celebraba la más importante de estas manifestaciones- no obedece a la descentralización del acto, como argumentan los sindicatos. Se trataba de evitar que se plasmara la pérdida de capacidad de convocatoria de estas organizaciones.
Cuando el número de parados roza los seis millones y los síntomas de recuperación no llegan aún a la mayoría de los trabajadores, UGT y CCOO son incapaces de canalizar ese malestar. La edad media de los manifestantes rondó los 40 años e hizo notoria la ausencia de jóvenes. Los sindicatos deben reflexionar sobre su falta de propuestas de futuro que alejan de ellos a las nuevas generaciones.