Con los primeros síntomas serios de recuperación el sector exterior vuelve a los números rojos. Una situación que, si bien no es alarmante, preocupa. El saldo de los intercambios globales con el exterior en los dos primeros meses del ejercicio vuelve a ser negativo. El empeoramiento se debe esencialmente al comportamiento de la balanza de rentas, lo que significa que perdemos atractivo ante los inversores al ofrecer menor rentabilidad.
El problema es que volvemos a necesitar financiación ajena -6.000 millones- rompiendo la tendencia que había dominado en 2013. La situación todavía no es grave, pero si prosigue la tendencia puede llegar a serlo. Este balance inicial cuestiona seriamente que se puedan cumplir las previsiones del sector exterior para 2014.
