España se ha convertido en el destino de moda de los inversores. La mejora macro y crediticia de los periféricos, junto con la ralentización de los emergentes, ha facilitado que el dinero se mueva hacia nuestro país. Esto explica que el Tesoro Público colocara ayer bonos a 10 años con los tipos de interés más bajos de la historia. El país pagará un 3,059% a los inversores, que nunca habían aceptado una cifra tan baja, lo que supone un ahorro del 56% desde máximos de 2011, cuando se financió cerca del 7%. El hecho de que casi la mitad de la colocación fuera a los bonos a 10 años permite al Estado ganar tiempo para devolver cómodamente el préstamo. Un indicio de que la economía española comienza a tener seguidores.