Editoriales

Editorial: Fiscalidad cortoplacista

La ampliación de la exención de tributar por IRPF a rentas que no superen los 12.000 euros sólo tendrá un coste fiscal de 19,7 millones, según los cálculos realizados por los técnicos de Hacienda (Gestha). El margen presupuestario que tiene Cristóbal Montoro es muy estrecho, porque ha de reducir el déficit al 5,8 del PIB este año desde el 6,5% comprometido en 2013. Esto supone que hay que gastar 7.000 millones menos o ingresar 7.000 millones más. Por eso no hay lugar para alegrías presupuestarias a corto plazo y las medidas tienen mucho de anuncio electoral. La rebaja fiscal entra en vigor en 2015 y afecta a medio millón de contribuyentes, aunque en la práctica sólo notarán su efecto poco más de 400.000, pues el resto ya no tenía obligación de tributar. El ahorro individual de cada uno de ellos va a ser de 49 euros anuales. ¿En esto se va a quedar la tan anunciada reforma fiscal?

Habrá que esperar a ver la letra pequeña de lo que apruebe el Ejecutivo. Está claro que las clases medias que soportan el peso del impuesto van a seguir como estaban, porque el presidente del Gobierno no ha anunciado nada para ellos. Quizás porque no se lo puede permitir. Y es así porque para bajar impuestos como el IRPF es necesario cambiar su estructura actual, una tarea que se deja para más adelante. Es decepcionante que se desaproveche la oportunidad que ofrece la actual legislatura de abordar la reforma tributaria que demanda la situación. El Ejecutivo admite que tenemos un problema de ingresos, pero no pone medidas para solucionarlo. Eso sería hacer una apuesta a largo plazo, que no da tantos réditos electorales -así en los mítines podrán decir que han bajado impuestos-, pero que es lo que necesita este país.

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