Un año de incertidumbre es demasiado tiempo para una economía en recuperación. Los expertos consultados por elEconomista sobre las repercusiones del plan independentista de Artur Mas para Cataluña consideran que llega en el peor momento para la economía, cuando se inicia una recuperación todavía muy débil para que sea firme.
Esta situación nos hace muy vulnerables y los temores se centran en que tras la deriva soberanista se esconde una manera de no hacer las reformas necesarias. De momento, en Cataluña se ha dejado de hablar de los problemas económicos para que la consulta sea el centro de todas las conversaciones. Una distracción que aleja a los ciudadanos de los problemas cotidianos para envolverlos en la vorágine de las grandes promesas por cumplir.
Convenientemente envueltas en una independencia que se presenta como la panacea para todos sus problemas. Por el lado del Gobierno, la idea es que una vez que la reforma fiscal determine el volumen de ingresos, se aborde la reforma de la financiación autonómica para establecer la capacidad de gasto y empezar a negociar. El diálogo político no debe esperar tanto y tendría que haber comenzado ya. Es preciso ensamblarlo con los cambios en la financiación autonómica y con una oferta satisfactoria, que no de lugar a que posteriormente se reinicie el conflicto.
A pesar de que los expertos consideran que no se producirá la secesión, no hay que minimizar el problema ni tomárselo con parsimonia. En esta ocasión no sirve dejar que el tiempo actúe. Rajoy debe liderar el diálogo y dar los pasos necesarios para acabar cuanto antes con la incertidumbre, que puede causar daños irreparables en la sociedad y en la economía.