Las declaraciones del secretario de Defensa de EEUU, Chuck Hagel, y la aceleración de los preparativos para un posible ataque aéreo sobre Siria provocaron ayer el nerviosismo en las bolsas europeas, que cerraron la jornada con pérdidas. El Ibex, con un descenso del 2,96%, lideró las caídas y se situó a un nivel similar al del 20 de junio. El crudo también se vio afectado, con una subida del 3%, hasta los 114 dólares. Desde que estallase el 20 de marzo de 2011, la guerra civil siria ha tenido hasta ahora escaso eco en los mercados por su nulo interés geopolítico y económico. Frente a las graves repercusiones en la zona que puede tener el caos interno instalado en Egipto desde julio, los más de 100.000 muertos contabilizados en el conflicto sirio han ocupado un lugar poco relevante en las agendas de las principales economías, mucho más preocupadas por enterrar la etapa recesiva y abrigar una rápida recuperación.
Es difícil prever las consecuencias que tendrá en los mercados la posible intervención militar, aunque en gran medida dependerá de su duración. En todo caso se trata de una molesta china en el zapato de Obama, cuyo calendario hasta hace unos días giraba en torno a la retirada de los estímulos fiscales, la renegociación del techo de gasto prevista para septiembre -ha aumentado un 50% desde 2008- y las elecciones alemanas del 22 de septiembre. Si el ataque internacional, como parece, es limitado en el tiempo y el conflicto no se expande, la caída de las bolsas se convertirá en un mero proceso correctivo después de semanas de prolongadas subidas. En caso contrario, más improbable, constituirá un motivo de preocupación que podría trasladarse a los mercados en forma de volatilidad.