Los bancos, cajas, cooperativas y establecimientos financieros han cerrado el segundo trimestre del año con 3.095 millones de beneficios. Se trata de los tres meses más brillantes en términos de resultados desde mediados de 2010, cuando se inició la primera gran oleada de fusiones entre cajas de ahorros. Detrás de estos buenos resultados no se esconde una mejora de la actividad tradicional, sino dos hechos puntuales que han propiciado el retorno a los números negros. En primer lugar, las entidades no han tenido que realizar grandes provisiones para sanear sus balances -un esfuerzo que ya se ha completado en gran medida-, y en segundo han ejecutado desinversiones de activos para cumplir con las exigencias de Bruselas y efectuado canjes de preferentes que han permitido recoger plusvalías. No es el escenario deseado, pero como ya ha sucedido en otros ámbitos económicos se trata de un cambio de tendencia positivo, que los bancos esperan afianzar durante el segundo semestre del año.
Su esperanza se apoya en la mejora de los márgenes operativos, derivada de la menor remuneración de los depósitos impuesta por el Banco de España en enero, así como de la ligera reactivación que experimentará la economía española. Este segundo supuesto es de suma importancia porque permitiría rebajar la tasa de morosidad -auténtico lastre del sector-, que en seis meses ha pasado del 10,43% al 11,61%. Por tanto, no cabe todavía echar las campanas al vuelo, sino esperar a los próximos meses para confirmar que los beneficios obtenidos no forman parte del sueño de una noche de verano. De ello depende que el crédito vuelva a fluir para empresas y pymes y la economía se instale en la ansiada senda del crecimiento