Ya hay nuevos datos de las funestas consecuencias que está teniendo el viaje a ninguna parte iniciado por el presidente de la Generalitat. En diciembre pasado el rechazo al proceso soberanista pasó factura a las empresas fabricantes de cava, una medida puntual y reversible.
Pero la nueva foto conocida recoge un panorama más preocupante para el futuro empresarial de Cataluña, tras conocer que 1.060 sociedades, el 21 por ciento del total que han cambiado de sede, han decidido fijar su domicilio fiscal en Madrid desde 2010. Una fuga que puede acentuarse el próximo año si Artur Mas lleva efecto la consulta anunciada. Madrid no es ninguna panacea, pero ofrece menos trabas burocráticas, mejor fiscalidad y, sobre todo, una estabilidad de la que Cataluña carece.