El impacto de la reforma eléctrica en las cuentas de la sociedad y la excesiva carga impositiva que soporta Europac, como le sucede a la gran mayoría de las grandes empresas del país, concentran las quejas de su presidente, José Miguel Isidro. Un lamento que sube de tono cuando critica la inmoralidad que rodea a la Administración, empeñada en recaudar lo más posible manteniendo sin cambios el estatus adquirido con el paso de los años. Isidro pone el dedo en la llaga al reclamar su urgente reestructuración, inexplicablemente retardada por el Gobierno. Y avisa que el excesivo afán recaudatorio ahoga a las sociedades, limita su capacidad de inversión y ralentiza la creación de un empleo necesario para reactivar el consumo interno.