La mayoría de los empresarios lo piensa y otros lo dicen en voz alta: la elevada presión fiscal "achicharra" a las empresas. Es el fruto de una legislación tributaria cortoplacista y en la que prima el afán recaudatorio. Pero los ingresos fiscales llevan dos años dando síntomas de agotamiento y Cristóbal Montoro, responsable de Hacienda, sigue sin verlo.
Desde que ocupó el cargo no ha hecho más que incrementar la presión fiscal, contrariamente a lo que decía el programa del PP y obviando la posibilidad de utilizar los impuesto como un instrumento dinamizador de la actividad económica. Las empresas no entienden la política fiscal de un Gobierno, que sube impuestos pero se muestra reacio a reformar el sector público.
