Tras la aprobación de la reforma energética el pasado viernes comenzaron los análisis de su impacto sobre las empresas del sector. Los primeros datos anticipan que el reparto de costes para tapar el déficit de tarifa supondrá un recorte de ingresos del 16% y de en torno al 5% del beneficio bruto de explotación. Esto provocó que la cotización de las compañías se tiñera de rojo, con un importante varapalo para Acciona, que cayó un 8,10%, mientras que las eléctricas salvaban bastante bien los muebles. A pesar de que la reforma procede a un reparto equitativo de las cargas, y así lo ha certificado Bruselas, el impacto es mucho mayor sobre las renovables y, principalmente, sobre las eólicas por su menor tamaño.
Acciona podría reducir en más de 60 millones su beneficio -un 59%-, mientras que Endesa lo haría en 400 millones, el 15% de su rendimiento neto. También beneficia a las eléctricas la perspectiva de reducir costes financieros a futuro por el hecho de taponar el déficit de tarifa. Este es sin duda el aspecto más positivo de la reforma, que requería una actuación urgente. En el reparto de cargas las termosolares han salido mucho mejor paradas de lo que esperaban. En líneas generales, hay preocupación por la repercusión que la reforma puede tener sobre el reparto de dividendo y por la necesidad de vender activos. Es el problema al que se enfrenta Acciona, que se va a ver obligada a vender a pérdida algunos de sus parques eólicos, ya que con la reforma se han disipado las expectativas de beneficio que tenían cuando los adquirieron. Las renovables, que se quejan de inseguridad jurídica, posiblemente entablen una larga batalla jurídica que, según se salde, podría salir muy costosa al Estado.