Tras meses de demora en abordar la reforma del sector público, el Gobierno da hoy por concluidos los trabajos al respecto y se dispone a anunciar sus conclusiones para dar satisfacción a Bruselas dentro de una estrategia muy característica de la forma de actuar del presidente del Gobierno: dejar que otros solucionen los problemas.
Hay tres asuntos para los que Mariano Rajoy quiere obtener una respuesta rápida. El primero la falta de crédito de las pymes, que en este momento es la principal obsesión del presidente. Los instrumentos y líneas de crédito arbitradas no han dado el resultado esperado. Por ejemplo, los 22.000 millones canalizados a través del ICO más que para financiar a los pequeños emprendedores han servido para cumplir el plan de pago a proveedores. Rajoy lucha porque el BCE amplíe la facilidad para proveer crédito a las pymes y así evitar que vuelva a subir la prima de riesgo.
El segundo problema a resolver es el plan de empleo para jóvenes y la participación de España en los 6.000 millones que para este fin puede repartir la UE. El tercer objetivo es tener acceso al MEDE. Si mañana el Eurogrupo aprueba este fondo de ayuda a las entidades financieras, España podría cerrar en 40.000 millones el rescate a la banca. Si necesitase más dinero lo obtendría del MEDE sin engordar la deuda pública. En los próximos días las instituciones europeas deciden sobre estos asuntos, una ayuda que no es gratis. Rajoy no quiere subir el IVA, ni profundizar en la reforma laboral. Tampoco está claro qué hará con las pensiones. ¿Qué ofrece? Acelerar la reforma del sector público, mientras confía a Europa la solución de los problemas. El riesgo es hasta qué punto Bruselas confía en Rajoy.
