Un día antes de que la Audiencia Provincial de Madrid emita su veredicto sobre la petición de nulidad planteada por la Fiscalía contra la pieza principal del caso Blesa, el juez instructor de la causa, José Elpidio Silva, compareció ante la opinión pública y aceptó sin restricciones las preguntas planteadas por los medios de comunicación, aprovechando la presentación de una 'Ponencia sobre Prevención del Blanqueo de Capitales y sus Repercusiones' en el foro Iuris&Lex de elEconomista. Un ejercicio de libertad poco habitual en el titular del juzgado de Instrucción nº 9 de Madrid, que desde que comenzó a investigar el caso Blesa se ha mantenido en un acertado segundo plano. José Elpidio Silva reconoció que ha recibido "todo tipo de presiones, algunas de las cuales no se pueden ni contar", y "muchísimas injerencias". Una denuncia que refleja la falta de respeto que existe en materia de independencia judicial, sobre todo cuando los casos investigados adquieren dimensión política, y las nefastas consecuencias que ha traído la colonización del Consejo General del Poder Judicial por parte de los dos partidos mayoritarios.
Las revelaciones del juez, extrapolables a otros magistrados que en estos momentos se encuentran instruyendo causas incómodas por su enorme calado institucional, inducen a reflexiones que quizás no son nuevas, pero sí necesarias y urgentes. Por ejemplo, el respeto al principio de independencia y la imperiosa necesidad de dejar hacer su trabajo al juez. Sin olvidar el obligado respeto a la presunción de inocencia, en este caso de Blesa, aunque existen claros indicios de delito contra él. Actuaciones como la de la Fiscalía, que no ha hecho bien su trabajo, comprometen la salud de la Justicia.