Los mercados europeos registraron ayer caídas generalizadas y el selectivo español entró en rentabilidad negativa tras perder en la sesión un 1,68% de su valor (8.089 puntos). Una reacción comprensible tras la incertidumbre que ha generado el comienzo de los debates del Tribunal Constitucional de Alemania sobre la legalidad del programa de compra ilimitada de bonos que articuló el pasado verano el BCE para garantizar el futuro del euro. Dudas azuzadas por el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, quien en su calidad de testigo sigue cuestionando algunas de las medidas que Mario Draghi aplicó para superar la crisis financiera y de endeudamiento soberano.
La otra clave de la jornada para entender el retroceso de las bolsas hay que buscarla en el Banco de Japón, que en contra de lo que esperaban algunos inversores no anunció nuevas medidas contundentes de liquidez a las ya puestas en marcha para paliar la extremada volatilidad que azota al mercado nipón. Este comportamiento originó que los inversores asiáticos optaran por vender bonos locales, decisión que fue imitada en Europa por los inversores, que colocaron deuda italiana, portuguesa y española.
Estas razones explican el tropiezo de las bolsas europeas y del Ibex, así como el repunte de la prima de riesgo hasta los 305 puntos básicos. Y todo apunta a que la inestabilidad seguirá presente con mayor o menor visibilidad en los mercados hasta después del verano, cuando la Fed explique en detalle cómo articulará la retirada de los estímulos financieros ya iniciada, intentando no afectar al crecimiento de la economía norteamericana. Una ecuación compleja, pero de gran trascendencia para el futuro de los países periféricos.