Rodeado de siete ministros y dos secretarios de Estado, Mariano Rajoy dejó ayer claro en Bruselas que acometerá una completa reforma fiscal, en línea con las demandas trasladadas la semana pasada por la Comisión Europea. Fiel a su estilo críptico, el presidente solo ha reconocido que elevará algunos impuestos y reducirá otros. Interpretando esta declaración de intenciones en clave gallega, lo más probable es que el presidente respete el IVA general -aunque suba el superreducido de algunos productos-, y rebaje el IRPF y el Impuesto sobre Sociedades. Una decisión en la línea adecuada porque ayudaría a incentivar el consumo interno, contribuiría a aumentar la recaudación y pondría fin a la nefasta política fiscal del aún ministro de Hacienda.