Al inicio de la crisis el excesivo endeudamiento del sector privado era el foco del problema, ahora son las Administraciones Públicas las únicas que incrementan deuda. El ajuste realizado por empresas y familias también se aprecia claramente en la reducción del recurso a la financiación, que cayó en abril a niveles previos a la crisis. La causa estriba en el descenso del consumo y en la dificultad de acceder al crédito. En estas circunstancias no remonta la confianza de los consumidores, cuyas expectativas sobre la economía y el empleo empeoran, mientras la sequía de crédito ahoga a las empresas. Un círculo vicioso que los líderes de la UE tienen que romper para arbitrar mecanismos en colaboración con el BCE que faciliten el acceso al crédito.